Discriminado sería así: el 45% lo representan el impuesto a las ganancias y el 38% los impuestos del IVA más consumo. No se analizan por separado los impuestos creados en 2012 y recaudados a partir de 2013 por un lado porque sus orígenes surgen a partir de renta el de CREE y de IVA el de consumo y consiguientemente sus bases fiscales fueron modificadas desde el impuesto de origen esencialmente para aumentar el recaudo y no para tecnificar dichos tributos; por otro, porque no tienen la trayectoria histórica que permita un análisis separado confiable en términos econométricos.

Estos dos tributos (renta e IVA) tienen series históricas muy similares y sus comportamientos fueron estables con promedio de 49% durante 25 años (1986-2011). Sin embargo a partir de 2012 el IVA presenta una caída en el recaudo neto bajando del 52% (2011) al 46% (2012) y continúa esta misma tendencia de desaceleración hasta el 2015. Es más, en términos ya no porcentuales sino absolutos del 2012 al 2013 el recaudo neto es negativo en el -2%, a pesar de implementar el impuesto al consumo supuestamente para acelerarlo, situación solamente observada por la caída de la economía en el período 2008-2009.

El impacto del impuesto al consumo, que nace por una disculpa tonta por un mal entendido al reclamar la factura en un almacén de cadena un alto funcionario de la DIAN, no ha sido ni mucho menos un tributo que haya dinamizado el recaudo del total por IVA. En 2012 el IVA solo representaba el 40% del total del recaudo y en el 2015, luego de 3 años de recaudo del impoconsumo, el IVA más el consumo representan solo el 38% del total nacional, porcentaje que es muy similar en los años inmediatamente anteriores.

En términos prácticos, la diferencia de IVA con el impuesto al consumo son los impuestos descontables los cuales los asume el responsable de dicho impuesto, lo cual significa que se convierte en costo y por tanto en menores utilidades empresariales.

¿Pero que explica que el promedio del total nacional por recaudo de IVA en 10 años (2003 – 2012) del 43% se caiga al 37% en el 2013 a pesos nominales de cada año de recaudo neto? Si excluimos el elemento de comportamiento de la economía medido a través del PIB, que no hubo modificaciones sustanciales en las tarifas aplicadas en el tributo y que no hubo cambios estructurales en otros indicadores macroeconómicos que expliquen este deterioro, podríamos atrevernos a confirmar que la corrupción interna en devoluciones del IVA es de proporciones descomunales.

Cordialmente,

GABRIEL VASQUEZ TRISTANCHO
Columnista Vanguardia Liberal
Tax Partner – Baker Tilly
E-mail: [email protected]
Bucaramanga, 24 de Agosto de 2016