Sin embargo, Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior, Analdex, confía en un repunte de las exportaciones colombianas este año, tras el descenso del 13% en 2016, ya que esas ventas alcanzaron solo los US$31.831 millones. Esa cifra está muy lejos de los US$60.000 millones que hubo  en el 2012.

¿Es factible que el TLC de Colombia con Estados Unidos sea renegociado como pasará con México y Canadá?

Vamos a tener que esperar cómo se dará la renegociación del Nafta con México y Canadá. Así como ese acuerdo fue referente de Estados Unidos para la negociación de otros acuerdos, también lo será para otros países de la región. Creo que un elemento fundamental de la renegociación será el de las normas de origen, pues seguramente Estados Unidos buscará unas más exigentes. Es decir, que los países que quieran vender allá con cero arancel deberán comprar los insumos y materias primas americanas. En esa línea irá la renegociación del Nafta.

Trump  anunció un impuesto transfronterizo a los productos importados. ¿Qué tanto podrían frenarse las ventas a ese mercado si se implanta ese tributo?

En efecto, el Congreso estadounidense  estudia la posibilidad de crear un ‘Border Tax’, del 20% que sería como un IVA a los productos extranjeros.  Hay que mirar con énfasis qué significará eso para el comercio. Ese tributo debería ser neutro, pero, insisto, que debemos prestarle atención a lo que viene. 

 Pero por lo pronto, Colombia no está en el radar de Estados Unidos, empezando porque el acuerdo es favorable a ese país. Con China la situación es a otro precio porque es el gran financiador estadounidense y no lo pueden maltratar.

Entonces, ¿ve probable una eventual ‘guerra’  comercial entre China y los Estados Unidos?

No veo una guerra como tal. El gran financiador del déficit estadounidense es China, y por eso no creo que por ahora se desate una guerra comercial. Trump va a insistir en medidas, y seguramente habrá escaramuzas, pero no un choque, pues China  tiene un arma poderosa y es el poseer mucha inversión en bonos del Tesoro americano.

 ¿Es probable que con la estrategia proteccionista de Trump se dejen de firmar nuevos tratados comerciales en el mundo?

El mundo está hoy entrando en una onda más proteccionista, y sin duda no hay en esta coyuntura un ambiente para la firma de acuerdos comerciales. Pero tampoco está planteada la denuncia sobre el incumplimiento de los acuerdos existentes. El mundo está globalizado y  es una realidad que no se puede desconocer. Mi temor es que en esa tendencia proteccionista surjan una serie de  restricciones y si Estados Unidos le pone barreras a China, el riesgo es que ese país traiga a nuestros mercados producciones más baratas. Allí debemos implementar mecanismos de defensa para enfrentar la competencia desleal, pero sin cerrar las economías.

¿No es lo mismo que haría México —si Trump le restringe  el mercado— y nos invadan con todo tipo de productos?

Por eso es que debemos contar con mecanismos de defensa del mercado, los cuales deben ser expeditos. Es como tener listo el extintor en la casa por si se presenta un incendio. Se trata en este caso de mecanismos ‘antidumping’ o de derechos compensatorios para que sean activados rápidamente con sobrearanceles en determinado momento a  productos importados, y evitar que se vendan acá con precios excesivamente bajos, o por debajo de los costos de producción.

¿Qué tanto puede servir la Alianza del Pacífico para enfrentar las amenazas proteccionistas de Trump?

Es indudable que  estas coyunturas nos obliguen a actuar mancomunadamente. Estas dificultades también ofrecen oportunidades, y en el caso colombiano poder llegar a mercados como los del Asia, hacia donde se dirigen hoy México, Perú y Chile con gran éxito.

Precisamente ¿cómo pintan las perspectivas exportadoras este año para Colombia, ya que en el 2016 esas ventas siguieron en caída libre, al descender el 13%?

Espero que el año sea un poco más positivo. Es decir, que no sea algo súper extraordinario, y menos ahora que el mundo se está moviendo hacia el proteccionismo comercial. 

La competencia afuera es ahora más dura, por lo que crecer las exportaciones de forma extraordinaria, insisto, no será fácil en los próximos meses.

Esperaría que el 2017 sea más positivo en materia exportadora, para que dejemos atrás esos signos negativos. 

¿Cuál cree que podría ser ese repunte exportador?

No vamos a llegar a las cifras de exportaciones que registramos en el 2012, que superaron los  US$60.000 millones. Debido a la incertidumbre de los mercados no tengo todavía una cifra estimada de crecimiento de las ventas, pero sí espero que haya una recuperación.

Precisamente, desde noviembre del 2016 empezamos a observar un repunte, aunque ha habido un aumento de los precios de los ‘commodities’ (petróleo, café, oro y otras materias primas) en los mercados. De hecho, diciembre registró mejores cifras al presentarse un crecimiento de las ventas en 32,7%.  

 ¿No le parece que Colombia podría mejorar sus ventas al ampliar su oferta exportadora, sobre todo con productos de mayor valor agregado?

Hay que impulsar eso, pero ante todo es necesario definir las reglas de juego y trabajar en todas las estrategias que hemos trazado. 

Como por ejemplo, reducir el llamado ‘costo país’, y dentro de ese marco me preocupa el tema de corrupción (de Odebrecht) sobre como podría impactar el tema de infraestructura, y en especial proyectos viales que son claves como la Ruta del Sol que puede paralizarse como ocurrió con el Túnel de la Línea y frenar así el crecimiento económico, pues la esperanza era contar con una mayor dinámica en materia de obras civiles este año. Lo peor, es que nos podrían ver afuera como poco competitivos, pues exportar en Colombia no es barato. 

Definitivamente, ¿el mercado venezolano se perdió?

Mientras Venezuela no cambie su modelo económico, es imposible pensar en un mercado dinámico exportador y de negocios. 

Mientras eso no cambie, reitero, no hay posibilidades de recuperar esas exportaciones. Vendemos muy poco, pero con pagos anticipados. Ese mercado definitivamente se perdió, y por ahora no hay nada que hacer.