Cerca de dos docenas de productos y servicios, como la gasolina, la medicina prepagada, los alimentos concentrados para animales, el chocolate y los consumos en restaurantes, deberían haber empezado a bajar de precio, tras las medidas adoptadas con la reforma tributaria, que entraron en vigencia el primero de enero.
 

Pero aparte de las gasolineras, que de acuerdo con el reporte del Ministerio de Minas, en ciudades como Bogotá el 80 por ciento ya bajaron los 200 pesos en el precio del galón, los demás sectores no han aplicado las rebajas. Por el contrario, el director de la Dian, Juan Ricardo Ortega, señala que las empresas de medicina prepagada, en vez de abaratar costos, los están subiendo.
 

En el caso de los restaurantes, los usuarios han reportado que siguen pagando IVA del 16 por ciento, pese a que la reforma estableció una reducción a 8 por ciento.
 

De hecho, Iván Bohórquez, director de Acodres, gremio que agrupa estos negocios, señala que la baja no se verá porque los costos de producción no lo permitirán, pero agrega que mantendrán los precios estables.
 

Entre tanto, en alimentos como el chocolate, el azúcar o la pasta, por los que se pagará un 5 por ciento de IVA, y no 10, como antes, tampoco es visible para el consumidor la reducción del tributo, pues hay plazo hasta el 31 de enero para remarcar los productos.
 

El asesor de la Defensoría del contribuyente, Gabriel Buitrago, advierte que si la medida hubiera sido al contrario, para incrementar precios, los cambios se habrían hecho en la misma noche del 31 de diciembre. Sostiene que a la Procuraduría le corresponde hacer cumplir las leyes.
 

Ni la Dian ni la Defensoría del Contribuyente tienen poder sancionatorio, pero algunos, como Ángel Custodio Cabrera, representante a la Cámara que fue coordinador ponente de la reforma tributaria, alertan para que las alarmas se enciendan desde ya en todas las superintendencias.
 

Les piden que vigilen la aplicación a los consumidores de los beneficios tributarios otorgados al comercio.
 

LA MAYORÍA DE LAS GASOLINERAS COBRA MENOS DE LO OFICIAL
 

Pese a las inconformidades de algunos usuarios por la tardanza de las estaciones de servicio para reajustar a la baja, en 208 pesos, el galón de gasolina corriente desde el primero de enero (200 pesos por cuenta de la reforma tributaria), las estadísticas del Gobierno muestran que en la mayoría de estaciones este cambio sí ocurrió.
 

Las cifras reportadas por estos establecimientos al Ministerio de Minas y Energía muestran que entre el primero y el 2 de enero en Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla el 58 por ciento de las estaciones registradas actualizó sus precios.
 

De acuerdo con los informes, de las 421 que reportaron información, el 66,5 por ciento, es decir 280, registraron precios por debajo de los valores de referencia que fija el Minminas.
 

Esto varía por ciudades, pero el galón más cara es en Tunja, a 8.627 pesos.
 

El viceministro de Energía, Tomás González, sostiene que el objetivo al bajar los impuestos a la gasolina corriente era favorecer el bolsillo del consumidor y que si un usuario detecta que una estación no bajó el precio, por lo menos en 200 pesos, puede denunciar en la Superintendencia de Industria y Comercio.
 

Recordó, eso sí, que en 25 ciudades y poblaciones rige un esquema de libertad vigilada y que el precio de referencia es para estimular la competencia.
 

Bajo este modelo, algunos establecimientos, según sus ingresos y costos, cobran el valor indicado por el Gobierno o lo varían levemente, hacia arriba o hacia abajo.
 

Alejandro Giraldo, superintendente delegado de Metrología (control de volúmenes), asegura que debido a que la mayoría de gasolineras está bajo este esquema, la Superintendencia de Industria no ejerce control de precios.
 

Ayer, según las estadísticas obtenidas por el Ministerio de Minas, la ciudad con el mayor porcentaje de gasolineras que cobraba por encima del precio de referencia era Barranquilla: el 90,2 por ciento.
 

SI EMPRESAS NO TRANSFIEREN BENEFICIOS, ESTOS DEBEN ECHARSE PARA ATRÁS: DIAN
 

El director de la Dian, Juan Ricardo Ortega, afirma que bajas en IVA deben reflejarse en rebajas al consumidor.
 

Ya hay reclamos porque no se ve el alivio con la reducción en el IVA de algunos productos…
 

En muchas medidas no hay forma de obligar a cumplirlas. En el transporte público, por ejemplo, con la reducción de los impuestos a la gasolina, la regulación es municipal.
 

En medicina prepagada, qué pasó de un IVA del 10 al 5 por ciento, ¿debería sentirse el cambio?
 

Estoy particularmente preocupado por el tema.
 

Tengo información contundente de que las prepagadas no bajaron un peso; inclusive, algunas subieron. Tenían el margen para bajar. En Colombia, como hay poca competencia, hay muchos abusos.
 

Los restauranteros dicen que no bajarán precios y que para compensar la reducción del IVA simplemente no los subirán, como lo hacen por esta época.
 

No es cierto que los precios normalmente suban, es una tara de la época de las altas inflaciones.
 

En el mundo real, la tasa de cambio ha caído, todos los productos importados se han abaratado en 10 o 15 por ciento. No hay justificación para que los precios suban.
 

¿Qué se hará para que el ciudadano vea reflejados en los precios los beneficios dados a las empresas con la reforma?
 

Hay que hacer presión, porque no hay obligación legal.
 

¿Entonces la Dian no hará seguimiento del tema?
 

Sí, para demostrar si sirven o no estos beneficios tributarios. Fue una decisión del Congreso darlos.
 

¿Y que pasará si no hay alivio para la gente?
 

Si se demuestra que los beneficios tributarios no sirvieron, habrá que promulgar leyes que los echen para atrás.
 

¿Cuál es el tiempo para verificar ese cumplimiento?
 

Unos dos años.
 

¿Qué productos espera la Dian que bajen de precio?
 

Los que utilizan los agricultores. Se espera que por la baja del 16 al 5 por ciento del IVA a los alimentos concentrados, reduzcan el precio en un 2 por ciento.
 

El IVA es un impuesto que se deduce del valor final. Si el valor final no cambia, simplemente ellos se están quedando con el IVA.
 

Si yo compraba el año pasado una malteada en 8 mil pesos, 1.280 eran el IVA del 16 por ciento. Si ahora, que es de 8 por ciento, no baja el precio, el 8 por ciento restante le está quedando al restaurante. Están haciendo más utilidad.
 

¿Aplicarían sanciones?
 

No. Es un tema de mercado que se rige por la libre competencia, y aquí nunca ha habido competencia.
 

A la gente la ordeñan en el celular, en las basuras, en los medicamentos, en la prepagada.
 

Los precios no transfieren beneficios al público. La gente humilde sigue pagando el mismo transporte público, a pesar de que bajó el precio de la gasolina.
 

EL ARGUMENTO DE LOS RESTAURANTES
 

La baja del IVA a los restaurantes, del 16 al 8 por ciento, más un nuevo impuesto al consumo, del 8 por ciento, ha sido mal entendida, según el presidente de Acodres, Iván Bohórquez.
 

“Disminuyen las cargas y se promueve la competitividad, pero los costos de producción aumentan. El arriendo, por ejemplo, que solo se incrementaba con la inflación, pasa al 16 por ciento, y los insumos que necesitamos tienen IVA, y no se pueden deducir”, dice.
 

UN EJEMPLO DE LA PREPAGADA
 

Un contrato familiar de medicina prepagada de una mujer cuya edad oscila entre 25 y 34 años costaba el año pasado 269.500 pesos, incluyendo el valor del servicio ($ 204.500), costo de administración ($ 30.500) y el IVA del 10 por ciento ($ 24.500).
 

A partir de enero debe bajar a 257.250 pesos, pues el impuesto se aplica a los dos primeros valores.
 

Colpatria sostiene que en su caso la reducción se notará en la facturación que se hace a partir del 7 de enero.

tomado de:portafolio.co