Muchas compañías con un alto grado de responsabilidad social con sus empleados, quienes hacen parte de los stakeholdere, tienen gran respeto por estos y, al saber que uno de ellos se acerca al momento de terminar legalmente su función laboral, se ocupan de prepararlo y de darle herramientas psicológicas, de vida y de actividades que le ayuden a asimilar esa nueva etapa.

Pero, otras no lo hacen y a veces ni los mismos empleados piensan en el tema.

Hace unos años se publicó un estudio según el cual los españoles dedican más tiempo a elegir un coche, se decía que podrían tomarse unos 36 días en promedio, mientras que a planificar su jubilación, destinaban unos 10 días y buscaban solo un producto de inversión en el cual colocar el dinero de su liquidación.

Ni siquiea con situaciones como los descalabros de algunas economías en las que el tema de las pensiones fue uno de los factores que terminaron por reventar las finanzas, las cosas han cambiado mucho. La gente no se prepara para vivir una edad adulta fuera del trabajo con tranquilidad, buen ánimo y recursos suficientes para su bienestar.

Pero, esa preparación es también responsabilidad de las empresas que deben, desde sus departamentos de recursos humanos, crear los programas apropiados para asumir esa nueva etapa a la que se abocan generaciones de empleados con alguna periodicidad.

Tomado de:portafolio.co