Tener un Capital Semilla con el cual empezar producto de nuestro ahorro, atraer posibles socios, desarrollar ideas, renunciar al trabajo seguro, ser nuestro propio jefe o mejor aun ser el jefe de todos en nuestra compañía, buscar personas claves entre nuestros familiares, amigos, conocidos y aliados para que nos ayuden a despegar con el negocio o idea, hablar con posibles clientes, buscar la bodega, local u sitio donde vamos a trabajar con dedicación, hacer adecuaciones de los mismos, pensar como adecuar la planta o sitio de operaciones y conseguir los equipos necesarios para llevar a cabo la producción del producto o servicio que tenemos en mente son actividades que desarrollamos con toda la fuerza al iniciar un nuevo emprendimiento.

Cuando tenemos y contamos con los elementos para empezar a operar nos lanzamos al mercado donde queremos ganar terreno y triunfar o por lo menos tener una participación, empezamos a conocer nuestro negocio, lidiar con clientes, lidiar con empleados, hacer bien las cuentas, verificar que la parte tributaria este en orden con la ley, conocer el comportamiento de las ventas en determinados días, meses o inclusive años hasta conocer las minucias del negocio.

Todo esto conlleva a un esfuerzo tanto de nosotros mismos como de las personas que están a nuestro alrededor como nuestros empleados, familia y amigos que apoyaron nuestra iniciativa. Si el negocio logra despegar todo va bien para nuestra tranquilidad y el capital que está en juego.

Pero de lo contrario si el negocio empieza a no tener las expectativas que queremos nos decimos a nosotros mismos y a las personas que nos rodean que todo saldrá bien. Tanto en pequeños emprendimientos con dos empleados y en grandes empresas con un nivel de activos considerable e historia han dicho la frase “Todo saldrá bien”.

Es normal que no queramos ni pensemos que nos vaya mal en algún emprendimiento pero es mejor pensar en que si las cosas salen mal, que podríamos hacer al respecto.

Este punto de pensar si las cosas salen mal no es el común denominador de las variables que mencione al comienzo. Lo anterior se debe a que nadie va a pensar que la puede ir mal en un emprendimiento que ha tomado tiempo, esfuerzo y que tiene todo tipo de sentimientos alrededor, todo lo contrario por lo general no se estima esa probabilidad de perdida o de quiebra en un negocio.

La importancia de entender los riesgos que podría tener un negocio antes de emprenderlo sería una de las actividades más importantes debido a que no comprometemos tantas emociones ni sentimientos.

Al realizar este ejercicio podríamos calcular mejor si es necesario comprometer nuestro capital, tiempo y dedicación en ello. Si el negocio fracasa no generamos tanta expectativa y simplemente tendríamos en nuestro cálculo este tipo de escenario. Si el negocio funciona tendríamos siempre presente que calculamos un riesgo de pérdida el cual desde el comienzo tuvimos presente.

Después de todo es indispensable tener un escenario de pérdida para que tengamos presente las consecuencias ya que el dinero se puede recuperar pero nuestro tiempo, salud mental y física y las relaciones o la confianza con nuestros familiares, amigos, conocidos, clientes y aliados no.

 

Tomado de: finanzaspersonales.com.co