El entender cómo piensa, siente e interpreta el dinero, puede ser una alternativa para sacar el mejor provecho del mismo, pues así como algunos lo asumen como un esfuerzo y oportunidad de éxito, otros lo ven como su única felicidad.

Según expertos en finanzas personales, estos comportamientos y estilos de varían según cada personalidad, que si son bien identificadas, pueden ayudar a mitigar los errores e incrementar las ganancias. Tome nota y analice a que categoría pertenece:

Personalidad impulsiva. Dentro de esta categoría se encuentran las personas decididas, ambiciosas y persistentes por alcanzar objetivos y metas. Se caracterizan por ser organizadas. Sin embargo, son precipitadas en sus acciones cuando pasan por un momento de estrés o ansiedad y esta situación, muchas veces las lleva a gastar grandes sumas de dinero escudándose en frases como “yo me lo merezco”, “yo lo valgo”, “es un gustico”.

Pero al finalizar el mes, las justificaciones se desdibujan y las frases que terminan diciendo son: “no sé qué hago con mi dinero”, “lo que gano no me alcanza” o “definitivamente no puedo ahorrar”.

Si usted se encuentra en esta situación, lo aconsejable es que realice un plan de ahorro que conste de un cronograma y metas a corto plazo con el dinero que recibe. Así mismo, destine un porcentaje del salario para deducciones automáticas, con el fin de evitar que todo el dinero que recibe se destine al consumo.

Personalidad metódica. En este caso, las personas se suelen caracterizar por ser analíticas y por cuidar los detalles. Además de ser inteligentes y comprometidas, se destacan por su grado de responsabilidad.

La capacidad de diseñar y ejecutar presupuestos les permiten desprenderse de los planes de inversión engañosos.

Sin embargo, el minucioso análisis las lleva a la indecisión e inseguridad de pasar por alto un detalle, les impide muchas veces aprovechar la oportunidad en su momento y resultan tomando decisiones erróneas.

Ante esta problemática, lo que aconsejan los expertos, es dejar de lado el análisis en exceso, ya que (dejar de tomar decisiones de ahorro e inversión es igual de riesgoso que tomarlas) porque puede generar parálisis.

Igualmente, se recomienda ser más seguro en las decisiones que toma en el momento de comprar, vender o invertir.

Personalidad descomplicada. Son personas que no se interesan por la volatilidad del mercado o el estado económico del país. Tienen hábitos de consumo sencillos y ahorran, pero son despreocupadas en el manejo de sus recursos, lo que las hace fáciles víctimas de los depredadores financieros.

Si usted se identifica con esta personalidad ponga atención porque puede incurrir en errores por no tener un control de la entrada y salida de su dinero, y sin pensarlo, puede caer fácilmente en un estado de endeudamiento.

Lo aconsejable es que siga un plan financiero, de inversión y de ahorro, para que viva cómodamente, en línea con su personalidad, pero garantizando su estabilidad y tranquilidad financiera.

Personalidad derrochadora. Aunque el nivel social de estas personas es demasiado alto, esto no los favorece en temas financieros, ya que la apariencia las impulsa a gastar e incrementar sus hábitos de consumo.

Esta personalidad se destaca porque las personas dejan todo para después y evaden sus responsabilidades. El rol de “gastadores” les impide controlar gastos y las lleva a acumular deudas.

Generalmente no establecen un presupuesto, ni llevan cuentas del dinero que gastan.

Para tomar el control de esta situación, usted debe poner freno a ese desequilibrio en el comportamiento financiero y hacer un buen uso de las tarjetas de crédito, analizando el número de cuotas a las que difiere su compra y los intereses de deuda que va a asumir.

Personalidad miedosa. Suelen ser personas que no tienen deudas porque no hacen gastos excesivos y están dedicadas a ahorrar.

Son obsesivas por llevar un plan de ahorro y garantizar un futuro próspero para ellas y sus familias. Sin embargo, viven miedosas de perder el control que llevan y suelen incurrir en errores en la manera como ahorran, ya que, por ejemplo, el dinero que tienen bajo el colchón no genera ninguna rentabilidad.

Es importante que establezca metas y que trabaje financieramente para cumplir objetivos claros y concretos.

Tomado de: cuadresubolsillo.com