Sin perjuicio de la necesidad de la reforma y de estudiar otras propuestas para generar los ingresos, no es conveniente que el país aplace más la discusión sobre la informalidad, que medra de ramos claves de la economía y los ingresos del Estado. Anif ha señalado que se podrían obtener recaudos adicionales a partir de las ganancias por formalización en IVA+renta (5%), que ascenderían a $4,3 billones, un porcentaje importante de los recursos que requiere el presupuesto del próximo año.

La informalidad se ha convertido en una fuerza descomunal en nuestro país, en un lastre sobre su desarrollo y en un serio obstáculo para dar ese ‘salto’ hacia un crecimiento económico sostenido, que se nutre de la desinstitucionalización que enfrenta la nación: a menor institucionalidad, menor alcance de la tributación que continúa concentrada en quienes ya soportan altas cargas.

No deja de llamar la atención que mientras en los nueve primeros meses del 2014 se han creado en Colombia 240 mil empresas, una cifra que es 9,3% superior a la presentada en el mismo periodo del 2013, la informalidad cobije casi el 50% de las unidades productivas del país. Esa dinámica vital de emprendimiento formal y de confianza inversionista, sobre todo en sectores que están jalonando la actividad económica como comercio, servicios, industria manufacturera, minería, construcción, junto con otros que están emergiendo como las actividades artísticas y de entretenimiento, ramos que tributan y generan empleo formal, entra en profundo contraste con quienes han crecido y se han vuelto poderosos a través de la economía subterránea y la competencia desleal.

Sectores advenedizos cuya actividad con el tiempo se ha vuelto ‘normal’ y ‘aceptada’ como ocurre, por ejemplo, en cadenas productivas en las cuales hay productores formales y distribuidores informales. O en general en el país, donde hay consumidores de productos que provienen de la informalidad.

Ahora que se está discutiendo la reforma tributaria, un tema estructural es reforzar las acciones para que el país se formalice y juegue limpio. El asunto es clave, dado que buena parte de la actividad económica está afectada por el impacto de la informalidad en ramos que son los motores de la economía, con los cuales se espera consolidar el crecimiento.

A la par de derribar los mitos sobre la informalidad, como que una unidad empresarial pequeña o ciertos sectores no pueden ser formales, es necesario atacar de manera integral los factores que inciden en la informalidad, principalmente de tipo cultural, regulatorios asociados a costos de transacción y la articulación en las políticas de formalización.

En el tema cultural, es fundamental que la sociedad en su conjunto se sincere, que el país aprenda a decir la verdad y a jugar limpio.

En cuanto a los aspectos regulatorios, se hace necesaria la implementación de un instrumento de medición del impacto de la regulación para la micro, pequeña y mediana empresa y su correlación en su actividad o supervivencia.

Finalmente, sin continuidad y articulación en la política de formalización no se lograra que las acciones del Estado vayan en la misma dirección, perpetuando un problema ya crónico, pero no imposible de resolver.



Julián Domínguez Rivera

Presidente de Confecáma

Tomado de: https://www.portafolio.co/columnistas/formalidad-y-tributacion