(Portafolio) María Claudia Lacouture, directora de la Cámara Colombo Americana, dijo que el acceso a este club va más lento de lo pensado y que no ser admitidos entre abril y mayo no debe significar una derrota.

Los puntos que le hacen falta a Colombia en el comité de comercio de la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) -chatarrización, farmacéuticos y propiedad intelectual- requieren de un esfuerzo político. Así lo ve María Claudia Lacouture, exministra de Comercio y actual directora ejecutiva de la Cámara Colombo Americana (AmCham). Para ella, no hay una falta de interés en solucionarlos, sino que hay una limitación que ha tenido el país en los últimos años con las políticas que se han enfocado más en todo el proceso de paz.

En diálogo con Portafolio, Lacouture argumentó que la no entrada de Colombia al ‘Club de las buenas prácticas’, entre abril y mayo, deba ser considerada como una derrota. Para la directora, el proceso va más lento de lo que debería ir y asegura que al país le va tocar esperar un poco más para cumplir con los procedimientos y hacer su ingreso.

¿Qué opina acerca de la presión que han venido ejerciendo los gremios empresariales de Estados Unidos, en cuanto al acceso del país a la Ocde?

Colombia ha venido avanzando en los comités, acordémonos que son 23 y que faltan dos: el de comercio y el laboral. El de desarrollo económico es una formalidad. En cuanto a lo que nos hace falta en el de comercio, hay temas que requieren de un esfuerzo político, el cual no se ha dado y no ha permitido, dentro de las connotaciones que ha tenido el país, de hacer esos avances dentro del Congreso. No es una falta de interés, sino es una limitación que ha tenido el país en los últimos años con las políticas que se han establecido más para todo el proceso de paz. No hay una fecha determinada de entrada a la Ocde. Si no se entra ahorita en abril no existe eso de que Colombia perdió.

El país tiene temas por resolver en los que vienen dándose avances, pero que no están concretados, eso es una realidad.

Este era uno de los caballos de batalla del presidente Juan Manuel Santos, junto al de la paz y la infraestructura. 

La verdad es un tema muy difícil. Lo que dicen los empresarios de Estados Unidos es que si se permite el acceso del país, sin el cumplimiento de los temas que son indispensables, pues deja en entredicho lo que va a pasar con las naciones que después van a querer entrar a la Ocde como Perú, Brasil y Argentina. Según las compañías de EE. UU., no ven en el corto plazo que Colombia pueda cumplir esos compromisos. No creo que sea una derrota; el proceso va más lento de lo que debería ir y al país le va a tocar esperar un poco más para cumplir con los procedimientos y hacer su acceso. Eso no quiere decir que no vaya a entrar; está difícil, pero no imposible.

¿Se va a dilatar un año la entrada de Colombia a la Ocde?

Puede pasar. El país ha ido avanzando, pero no ha perdido la entrada. No ha habido un estancamiento, lo que pasa es que el contexto nacional no ha permitido un avance más expedito en este proceso.

En cuanto al tema los aranceles de acero y aluminio de EE. UU., ¿piensa que Colombia va a quedar excluido de estos?

En el tema de las importaciones de acero y aluminio hacia Estados Unidos es importante dar la real dimensión, ser muy sensatos y prudentes en las respuestas y ver el espectro completo. Las respuestas precipitadas no contribuyen a la solución.

Si bien se pueden afectar exportaciones colombianas en las 13 partidas establecidas por la Orden Ejecutiva del presidente Trump, también hay mecanismos que permiten suponer que los aranceles no aplicarán a empresas nacionales.

Colombia cumple con los requerimientos mencionados por Trump para una negociación directa del tema; está la posibilidad del minimis (norma que indica que si algún país no representa más del 3% de las importaciones en EE. UU. no se le aplicarían los aranceles) y en general las relaciones entre los dos países pasan por un buen momento. Para reducir el impacto, hay que actuar rápidamente. Es una alianza sólida y una relación de largo plazo. Mi percepción es que con un buen manejo podemos resolverlo bien y a la vez proponer abrir una agenda más ambiciosa.

¿Podrían venir más aranceles para otras industrias?

Hay que ser claros que desde el comienzo el presidente Trump dijo que estaba buscando nivelar la cancha de juego, que está buscando una diplomacia comercial que sea equitativa, para generar desarrollo económico dentro de su país. Hay que tener en cuenta que él tiene un plan ambicioso de infraestructura, con un presupuesto de 1,5 billones de dólares, donde los insumos van a ser productos y bienes estadounidenses.
Trump le está apostando a que se produzca dentro del país y que pueda tener una ventaja de venta con precios competitivos, porque van a ser incentivados con esta medida. Si no se logra generar esa competitividad en estas industrias en EE. UU, pues terminaría afectando por supuesto el plan ambicioso en infraestructura, porque quedaría más costosa la materia prima.

¿Desde AmCham ha habido conversaciones con empresarios para enfrentar estas medidas?

Sí, ya hemos trabajado con tres empresas colombianas, para mostrar qué es el producto que está llegando. Sé que el embajador Camilo Reyes ha recibido a estas compañías para mirar un plan de trabajo que se pueda desarrollar. Además, desde la Cámara Colombo Americana estamos proponiendo un plan de trabajo con las 24 cámaras de la región, con el fin de analizar cuáles variables son las que nos están afectando.

Aquí se debería generar una nueva agenda agrícola, de innovación y de tecnología, para lograr consolidar una ruta conjunta de Latinoamérica con Estados Unidos, así como la ruta de la seda que está desarrollando China. Entre las 24 cámaras, somos 20.000 empresas grandes, medianas y pequeñas que buscan un espacio en la agenda gubernamental.


Andrés Felipe Quintero Vega

Obtenido de: Portafolio