(El Tiempo) Según cálculos, no quedarán más de 52.000 de casi 200.000. 22.344 no prestan actividad meritoria.

Pese a que era previsible que la pesquisa iniciada por la Dian cuando se estableció en la reforma tributaria que se debía hacer un estudio profundo a las entidades sin ánimo de lucro (Esal) permitiera corroborar una alta informalidad, lo que halló la entidad va más allá de lo estimado.

Muchas de ellas no tenían ni dirección de correo electrónico o celular para ubicarlas; otras ni siquiera podían informar algo tan básico como quién las fundó”, expresa Cecilia Rico, directora de Ingresos de la entidad.

Las cuentas sobre las Esal también muestran la informalidad que las rodea. Del universo de 193.980 que se identificaron al comienzo (186.117 que había en el 2016, más 7.863 que se crearon en el 2017), después de las revisiones solo quedarían 52.000 entidades o menos, indicó la funcionaria. Estas serían las que cumplen con las condiciones para continuar en el régimen tributario especial que les permite pagar una tarifa del impuesto de renta de 20 y no de 34 por ciento, como les corresponde a los que pertenecen al régimen ordinario de tributación.

Poco a poco, en el proceso de depuración adelantado se han ido recortando las cifras totales, pues, se identificaron 22.344 entidades que no prestan ninguna actividad meritoria para ser beneficiadas con una rebaja del impuesto, por lo que no pueden ser parte del régimen especial que cobija a las Esal, indicó Rico.

De igual manera, hay 15.515 que se han pasado voluntariamente al régimen de tributación ordinario. “No cumplían con los requisitos y prefirieron migrar por sí mismas”, agregó.

Otra de las precisiones de la depuración que hace la Dian es que hay 67.906 entidades que fueron creadas como asociaciones; por consiguiente, “deben presentar la declaración de ingresos y patrimonio. No tienen que hacer el proceso de calificación para ser parte del régimen tributario especial”, recordó la funcionaria.

Estas cifras se dan tras haber avanzado solo dos peldaños en la aplicación de la nueva normatividad para las Esal: la actualización del RUT (Registro Único Tributario) y la solicitud de permanencia en el Régimen Tributario Especial.


Riesgo de evasión

Después de los años 80, las Esal crecieron en forma masiva, despertando la sospecha de que se estaba utilizando su condición especial –como contribuyentes que hacen labores filantrópicas– para evadir impuestos. Tras iniciarse el proceso de pedir que muestren su información, se tiene que de las 7.863 creadas en el 2017, y que debían actualizar el RUT hasta enero de este año, solo el 48 por ciento lo hicieron, es decir, 3.775. El 52 por ciento restante (4.088), si pretenden seguir como Esal, por no cumplir con la actualización deberán tributar este año como cualquier empresa con fines lucrativos, con la tarifa ordinaria del impuesto de renta, advirtió Rico.

Agregó que la confusión que tienen es tal que algunas fueron creadas con la esperanza de obtener recursos tras colgarse del proceso de paz, pero al no haber recibido aún ayuda económica alguna se encuentran en el limbo. “Muchas personas naturales se han confundido y luego culpan a la Dian de que no ha cumplido con la tarea de hacer pedagogía sobre las nuevas normas”, aclaró Rico.

El viernes pasado, algunos contadores manifestaron su desconcierto ante la Dian, pues indican que “incurre en improvisaciones y aplica sanciones por situaciones que están fuera del control de los profesionales contables”. En el caso de las Esal, anotan, no se aplica el principio de la buena fe, pues “todas las opciones para opinar en la web de la Dian están planteadas para responder sobre lo negativo”. Esto sin contar con que es difícil hallar la pestaña en la que se pueden hacer los comentarios, indicaron.

Lo cierto es que el panorama de las Esal parece ser, como lo dijo el exdirector de la Dian Juan Ricardo Ortega: “Así como hay instituciones que hacen una labor maravillosa, hay miles fraudulentas. Si se buscan casos de corrupción en Casanare, Meta, Chocó, Cesar o Córdoba, por lo general hay una fundación detrás”. Ya entonces era oportuna la advertencia.

Obtenido de: El Tiempo