Los trabajadores mexicanos con jornadas laborales de 48 horas a la semana invierten entre 16 y 20 horas en actividades no productivas, según estimaciones de las consultoras Factor Intelectual y AON Intergamma.

 

Parte de ese tiempo improductivo se puede atribuir a navegar por Internet o tener poca organización en las actividades. En el 10% de los casos las metas no se cumplen por evadir responsabilidades, y esa cifra aumenta en organizaciones que carecen de una planeación estratégica, cuantificación de tareas y organigramas claros, explica Mario Rizo, consultor de negocios y autor de la obra ‘El Sucesor’.
 

Hay colaboradores o jefes que “asumen cualquier pretexto para evitar hacer algo, y culpan de las situaciones al vecino, superiores o compañero”, refiere el Socio de Salles Sainz Grant Thornton.
 

La poca atención que se brinda a la “gestión de tiempo” puede darse por varios factores. De acuerdo con sondeos realizados por la firma Salary.com, seis de cada 10 personas admiten distraerse de sus ocupaciones, con un promedio de 1.7 horas perdidas sobre una jornada de ocho horas y media, por aburrimiento, trabajar largas jornadas, estar mal pagado y carecer de tiempo para asuntos personales.
 

Evadir responsabilidades genera ciclos defectuosos que no sólo limitan la producción y la creatividad, sino que generan ambientes laborales negativos. “Cuando se culpa a otros de los errores y retrasos, se puede aniquilar o impactar toda un área y a la organización”, dice Rizo.
 

En el trabajo existen reglamentos y descripciones de puestos, por lo que es necesario cumplir esos conceptos para el funcionamiento de la organización, agrega el consultor.
 

¿De quién es la culpa?

La responsabilidad no recae sólo en el empleado. A nivel de puestos estratégicos, puede ser el propio jefe quien carece de una gestión adecuada de tiempos y entregas en la organización.
 

Un ejemplo son las reuniones laborales continuas, que suelen ser encuentros largos, mal estructurados en los que el personal pierde la atención, indica el autor del libro Meeting Excellence: 33 Tools to Lead Meetings That Get Results (33 Herramientas para reuniones que consiguen resultados), Glenn Parker.
 

El tipo de gestión que improvisa, tiene poco orden y favorece la contradicción, impide que cada colaborador asuma las consecuencias de todo aquello que hizo o dejo de hacer, y a que cumpla con sus responsabilidades más allá de lo escrito, refiere el socio de Salles Sainz Grant Thornton.
 

El consultor puntualiza que para tener espacios de trabajo más productivos es importante recordar al colaborador, continuamente, la misión y visión empresarial; alinear su trabajo con los objetivos corporativos; clarificar organigrama, funciones y responsabilidades.
 

También funciona coordinar actividades en equipo, donde la participación de cada integrante sea mediable y cuantificable; utilizar esquemas de retribución que premien el cumplimiento de objetivos, y dar capacidad de autogestión en cada puesto clave de trabajo.

tomado de:cnnexpansion.com