Pero más allá de estas ventajas, los encargos y reemplazos son una excelente oportunidad para probar el desempeño de aquellos colaboradores que la organización tiene en la mira, para ocupar cargos de mayor responsabilidad.

Es importante que el empleado que va a asumir temporalmente un cargo de nivel superior, reciba instrucciones completas de lo que se espera que haga y un entrenamiento previo, ojalá trabajando algunos días al lado del titular, para que conozca los pormenores de la función que va a desempeñar. También es importante que tenga claro qué se espera de él, cuánto durará el encargo, que atribuciones se le otorgan y si existirá alguna compensación adicional por la nueva responsabilidad.

También es vital informar internamente a todo el personal de la compañía, quién ocupará el cargo durante la ausencia de titular y de qué fecha a qué fecha irá el encargo. En algunos casos, también será necesario comunicar el cambio a clientes y proveedores, para facilitar la labor del encargado y evitarle malos ratos y contratiempos. Al oficializar el nombramiento, mediante presentación personal, circular o memorando, se consigue más fácilmente el reconocimiento de quien recibe el encargo y la colaboración de todos dentro de la organización.

El trabajador que asume un encargo temporal, debe tener claro que los ojos de la empresa estarán puestos en él y que del buen o mal resultado de su gestión, dependerán en muy buena medida, las posibilidades posteriores que tenga de ascenso, razón por la que debe actuar con prudencia, para no sobrepasar los límites fijados y poder demostrar sus habilidades y conocimientos, su liderazgo frente al grupo, su capacidad decisoria y habilidad para resolver problemas y conflictos, consiguiendo un buen desempeño del grupo a su cargo y alcanzando las metas establecidas.

Algunos empleados asumen los encargos con prepotencia y rápidamente se percibe en ellos un cambio en los hábitos y modo de ser, lo cual pesará negativamente en la evaluación que se haga de ese desempeño temporal y será muy contraproducente para él, cuando tenga que regresar a su verdadera posición, después de haber lesionado, durante el encargo, las relaciones con sus compañeros de trabajo. Por eso, al trabajador que asume temporalmente un cargo de dirección, no le conviene perder la humildad y debe actuar siempre con tacto y liderazgo, para ganarse la colaboración que necesariamente requerirá del grupo, si quiere alcanzar los objetivos fijados.

Una de las inquietudes más válidas que se presentan en todo aquel que asume temporalmente un cargo de mayor nivel, en reemplazo del titular, es si debería o no recibir una remuneración mayor durante el tiempo que dure el encargo. Si se parte del principio de que “a trabajo igual, salario igual”, debería entenderse que sí; sin embargo, los sistemas mediante los cuales se determinan las remuneraciones de los trabajadores, tienen en cuenta elementos adicionales a la responsabilidad y el trabajo, como son las competencias de cada individuo y seguramente las del reemplazo, pocas veces serán superiores a las del titular, por lo que no necesariamente debería incrementársele el salario.

No obstante lo anterior, para determinar si se justifica un pago adicional durante el encargo, pueden tenerse en cuenta factores como la duración del mismo, la complejidad del trabajo a realizar, si el empleado adicionalmente continuó o no desempeñando su funciones habituales y los resultados obtenidos. Tenga en cuenta que el pago de una bonificación por un encargo de trabajo, sin duda alguna será un elemento motivacional muy importante y una manera de reconocer el esfuerzo adicional y la dedicación del trabajador.

Tomado de: larepublica.co