Tulio Restrepo, asesor tributario del Banco de Occidente, hizo cuentas minuciosas que establecen que el ‘revolcón’ se dio al 25 por ciento del Estatuto Tributario, pues se movieron 93 artículos y se crearon 88 nuevos, con lo que el documento quedó con más de 900. Restrepo, que además cree que esta Ley es solo “un abrebocas de la gran reforma que se dará en el 2014 y que esta vez sí introducirá cambios estructurales”, también detectó otras medidas que poco se han divulgado.

Así, si anteriormente se podía hacer una donación hasta de 30 millones de pesos, sin causar ningún gravamen, ahora, por mínima que esta sea tiene un tributo del 10 por ciento. Cuando una persona permanece más de 183 días en el país, aunque sea de manera interrumpida, ya es considerada residente para efectos fiscales. Para Restrepo, “la reforma nos cambió la vida”.
 

En el caso de una sucesión, tras ser beneficiario de una herencia, anteriormente se podía permanecer hasta dos años o más y no se generaban impuestos. Ahora, se actualiza la tributación al año anterior a la liquidación de la sociedad, es decir, hay que correr a hacer la sucesión. Al analista no lo deja de sorprender que los langostinos hayan quedado exentos de IVA.
 

MÁS GENTE TRIBUTANDO
 

Entre 500.000 y 600.000 personas verán subir los impuestos. Son las que aplican al Imán o Imás, que estaban pagando menos impuestos. Ahora, con la eliminación de los beneficios, van a pagar más tributos. No en vano, se estima que puede haber entre 3,5 y 4 billones de pesos más de recaudo por esta vía.
 

Para efectos de la retención en la fuente por el sistema ordinario, se volteó la pirámide. Antes se arrancaba con un 25 por ciento de la renta laboral exenta; ahora, primero se hacen las demás deducciones y luego se aplica el 25 por ciento. Solo que, en este caso, el orden de los factores sí altera el producto.
 

LA TAREA QUE NO SE HIZO
 

Si la reforma pretendía simplificar el estatuto tributario, con la reducción del número de tarifas de IVA se logró lo contrario.
 

Ahora hay tres tarifas de IVA, pero otras tres de impuesto al consumo, y el impuesto de renta cuenta ahora con siete tarifas diferentes: 7, 10, 14, 15, 20, 27 y 33 por ciento. La equidad, otro de los pilares de la reforma, también se frenó un tanto pues a las empresas les bajaron el impuesto de renta, de 33 a 25 por ciento, mientras que las personas naturales, a través del Imán (impuesto mínimo alternativo), tienen una tarifa máxima del 27 por ciento, ligeramente más alta que la de las personas jurídicas.

Tomado de: portafolio.co